jueves, 27 de octubre de 2011

Un nuevo viaje a la vuelta de la esquina


¡Hola de nuevo, estimados (y escasos) lectores!

Hace ya tiempo que volvimos de Tailandia y Camboya, allá por el año 2009. De ese tiempo a hoy hemos estado en muchos sitios (Creta, Santorini, Londres, Berlín...), pero la mayoría de ellos no han tenido la suerte de ser relatados en este pequeño proyecto de blog de viajes y otras cosillas.

Ahora empezamos un nuevo proyecto: TAILANDIA Y LAOS 2011, y esta vez...si será retransmitido, en vivo y en directo, para todo el mundo interesado, a través de este humilde blog.

La fecha de salida está fijada, y cercana, el próximo 12 de noviembre, sábado. La fecha de regreso también, casi un mes después. ¿Y entre medias? Ahhh, amigo, esa es la salsa de viajar: la improvisación.

Es cierto que una cierta idea de ruta si que hay: volamos a Bangkok y de ahí, esquivando las inundaciones como mejor podamos, tomaremos un tren para subir a Vientiane, capital de Laos. Por tierra nos iremos desplazando hacia el norte: Vang Vieng (visita fugaz que no nos mola el ambiente), Luang Prabang, Nong Khiaw, Luam Nam Tha... Tras unas vueltas visitando el norte dle pais, con sus montañas y ríos, nos dirigiremos a la frontera con Tailandia en Huay Xai. Bajaremos a Chiang Mai, y desde ahí daremos un salto en avión a la costa de Andaman. Volamos a Phuket, de donde saldremos escopetados para evitar la turistada e iremos bajando por la costa: Ao Phang Nga, Krabi y saltaremos a la isla de Koh Lipe, nuestro destino de playa en este viaje. Allí el plan incluye bucear, por fín, tras tanto tiempo en dique seco.

¿Nos acordaremos de algo? ¡Seguro que sí!


Ver Laos y Tailandia, 2011 en un mapa más grande

La verdad es que esta vez tenemos encima una sensación diferente a la de hace dos años. Ahora nos cuesta imaginarnos allí, creo que hasta el momento en que pisemos tierras tailandesas en Bangkok y la humedad nos aplaste contra el suelo no seremos conscientes de que el sueño es realidad.

Intentaremos mantener esto ligeramente actualizado antes de la salida si surge alguna novedad, o detallando algo más los planes y preparativos. Pasad por aquí y echad un ojo, no os olvidéis.

viernes, 7 de octubre de 2011

Berlín, ¿pequeñas diferencias?






- […] Pero, ¿sabes lo más curioso de Europa?
- ¿Qué?
- Pequeñas diferencias. También ellos tienen la misma mierda que aquí, pero… hay algunas diferencias.
- ¿Por ejemplo?
- Pues puedes meterte en cualquier cine de Ámsterdam y tomarte una cerveza. Y no hablo de una cerveza en un vaso de papel, hablo de una jarra de cerveza. Y en París puedes pedir cerveza en el McDonald’s. ¿Y sabes cómo llaman al cuarto de libra con queso en París?
- ¿No lo llaman cuarto de libra con queso?
- Utilizan el sistema métrico, no sabrían qué coño es un cuarto de libra.
- ¿Pues cómo lo llaman?
- Lo llaman una Royale con queso.
- Royale con queso [ríe].
- Si, así es.
- ¿Y cómo llaman al Big Mac?
- Un Big Mac es un Bic Mac pero lo llaman Le Big Mac.
- Le Big Mac. ¿Y cómo llaman al Whooper?
- No sé, no fui a ningún Burger King. ¿Y qué le ponen a las patatas fritas en Holanda en vez de ketchup?
- ¿Qué?
- Mayonesa.
- Joder.
- Les vi hacerlo macho, las bañan en esa mierda…


Este diálogo, extraído de la película Pulp Fiction (Quentin Tarantino, 1994) y mundialmente conocido podría representar bastante bien la sensación de comparar Berlín y Madrid. Es una ciudad (como Madrid), grande (como Madrid), capital del país (como Madrid), es decir tiene la misma mierda que aquí, pero…hay algunas diferencias.

En Berlín la gente va más a su aire, se les deja hacer, se aplica aquello de vive y deja vivir. ¿Anarquía? No. La gente sabe auto imponerse unos límites a la vez que hace lo que más le apetece, así de simple. Aquí tenemos una filosofía basada en la pillería y el ser más listillo que los demás, y por tanto en la regulación y la delimitación de lo que se puede y no se puede hacer. ¿O es al revés?

¿Somos pillos porque nos limitan las libertades o tienen que prohibir porque nos excedemos?

Probablemente un poco de ambas versiones. Se puede intentar poner algún ejemplo concreto. Imaginemos un parque en Madrid, da igual cuál: el Retiro, la Casa de Campo, el parque del Río Manzanares… En general, cada cosa tiene un uso, que excluye de forma implícita el resto de usos, es decir, las bicis van por un sitio y si van por otro se les mira mal, el lago o el río es casi un adorno y si se te ocurre la idea de navegarlo en una piragua, paga por ello, no vayas a traer la tuya (y eso si se puede). ¿Una barbacoa? ¡Ni se te ocurra! Si paseas al perro, que sea con correa…

En Berlín los parques están vivos, son espacios útiles que se llenan en cuanto luce un rayo de sol: bicis, patines, barbacoas, perros, niños, circuitos gratuitos de minigolf, piraguas inflables por el Landwerkcanal, DJs que pinchan en un claro del Hasenheide con la gente arremolinada alrededor… los ejemplos son interminables.


Hay más cosas, claro: cafés y bares abiertos con horarios desconocidos e indeterminados, cocktails de espacios como galerías de arte que ofrecen bebida sin licencia de bar, vendedores ambulantes de comidas por todas partes, mercadillos en los que poner un mínimo puesto es gratis y uno no tan mínimo tiene un precio que merece la pena (y no hace falta tener un conocido  o pagar una licencia para que te autoricen), actuaciones de grupos musicales por cualquier lado, perros y bicis que viajan en el metro con billete y no pasa nada(¡oh, sacrilegio!), calles con árboles, aceras anchas y espacio para la gente y no tanto para los coches que aquí lo invaden todo, edificios abandonados a su suerte en los que se puede entrar a curiosear…yo qué sé, podría pasarme horas enumerándolo todo y se me olvidarían cosas.

En pocas palabras, la calidad de vida es mayor, los precios similares o menores, los espacios públicos existen y son, de verdad, públicos, y no productos para la especulación.

La ciudad, sencillamente, no se opone a tu existencia.