jueves, 19 de noviembre de 2009

Conducir en el Sudeste Asiático: normas importantes

Ya hemos vuelto de nuestro viaje inciático por Tailandia y algo de Camboya, y ahora que se ha terminado y las imágenes han quedado fijas en la memoria, es el momento de ir sacando conclusiones y, sobre todo, de ordenarlas y darles forma. Puede que nunca acabe por funcionar, pero vamos a intentar escribir algunas cosillas que se nos han ocurrido por allí y que nos gustaría compartir con...¿casi nadie? Creo que los 340 lectores que tenemos ahora mismo en el blog se quedarán ahí en cuanto la gente se haga a la idea de que ya hemos vuelto y de que las futuras entradas no versarán sobre playas desiertas y templos escondidos.

En cualquier caso, lo primero que hemos estado pensando es contaros nuestra experiencia como conductores de motos en Tailandia. Para empezar, las guías ponen: "En Tailandia es necesario tener el Permiso Internacional de Conducción para poder conducir por el país si no se tiene nacionalidad tailandesa", y claro, el turista, muy diligentemente, va a tráfico y se saca el susodicho Permiso, previo pago de la correspondiente tasa de 9,40 euritos. Féliz, se dirige al establecimiento de su elección, carnet en ristre y dice algo como "Sawadeekaaaaaa, I'd like to rent a motorbike, bla bla bla..." y espera pacientemente a que le pidan la documentación. A los pocos segundos de haber entrado, el turista español se encuentra con un casco de dudosa calidad en una mano, y con las llaves de una motiche de unos 125 centímetros cúbicos en la otra, y con el famoso Permiso Internacional de Conducción en donde siempre estuvo, en el bolsillo. Allí, no sólo no les importa si tienes el carnet internacional, sino que directamente les da igual si tienes carnet, sea el que sea...cosas que se aprenden con la experiencia.

Luego ya viene lo divertido, ¿o era peligroso? Bueno, es igual, ambas cosas a la vez. Te pones el casco, compruebas que efectivamente es dos tallas más grande de lo debido, te subes al bólido, metes la llave en la cerradura y aprietas el botoncito...¡¡pum, pum, pum...!! ¡Todo en orden de marcha! Arrancas, miras para todos lados y te incorporas a la carretera/calle/camino. "Es fácil", te dices, y aceleras con confianza. Ves una moto que parece que se ha equivocado de carril y viene directa hacia ti. Lo primero piensas "si es que a esta gente no le piden el carnet, normal..." y cuando te quieres dar cuenta, ves otra moto, y un coche y una camioneta, y todos van por ese carril que pensabas que era el contrario. Tu cerebro se activa y rápidamente piensas "¿por dónde se conducía en Tailandia?"...¡¡COÑO!!




La versión oficial es que se conduce por la izquierda, al estilo inglés, pero la versión real es que se conduce por donde mejor te viene, incluyendo un invisible tercer carril central que se puede utilizar a tu antojo.

Luego está el hecho de que el casco es, como cabía esperar, más un elemento teórico que práctico, pues no creo que lo use ni el 20 % de la gente, aunque esto va más por zonas, y se utiliza algo más en las ciudades que en los sitios de costa, donde es inexistente en la práctica.

Parece que los robos de motos no son un problema, ya que nadie utiliza cadenas de ningún tipo, ni practicamente quita las llaves. Algo bueno también tenía que haber.

Y nada, si se os ocurre ir al sudeste asiático y alquilar una motillo, con un poco de cuidado (bastante es mejor, incluso) y de sentido común (pero adaptado a la región, claro) casi nada puede salir mal.



¡¡Conducid con cuidado!!

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Los Angeles, 2019...

Algunos recordamos con gusto la película Blade Runner: su ciudad de Los Angeles futurista y oscura, llena de carteles luminosos, lluvia perpetua y asiaticos por todas partes...¡¡pues bienvenidos a Bangkok!!

Con pequeñas diferencias, eso es lo que se encuentra uno al llegar, sobre todo si se viene de un lugar taaaan estresante como la playitas de Koh Chang...Lo primero que te choca, desde dentro del autobús encaramado al tercer piso de una autopista de 4 carriles, es la cantidad de hormigón que han debido utilizar en esta ciudad...Carreteras, edificios que uno no sabe si están acabados, a medio construir, a medio destruir...es dudoso, puesto que el hormigón está ya ennegrecido por el paso del tiempo y la humedad, y las ventanas son tanm poco neceasarías que uno no sabe si directamente se las han ahorrado...Pero bueno, mejor alguna fotillo, ¿no?

 
 
   


Para dormir en la megalópolis nos habíamos decidido por un hotel en el corazón del barrio más antiguo y más tomado por los mochileros de la ciudad (y casi del mundo, ¡¡madre mia cuánta gente!!), la calle Khao San Road. A muchos os sonará de la película de La Playa. Es el sitio del principio donde el prota se entera de la existencia de la isla maravillosa esa que es el principio de todo. Es un sitio muy animado, la verdad, y merece la pena porque siempre hay algo que hacer, que ver, que comprar...tanto de día como de noche:


 
 

Después del relajo de la playa, se nos ha hecho un poco duro meternos de lleno en la ciudad y su tráfico, el calor horrible con humedad perpetua...Pero bueno, había que visitar algún que otro templo...


 
 
 

La ciudad se extiende alrededor del rio Chao Phraya, que sirve de arteria principal, llevando una autopista sin tráfico desde el sur al norte de la ciudad, pasando por los distritos más antiguos a los que no llega el metro elevado (el Skytrain, en su nombre oficial) y actuando un poco de medio de transporte de gente y mercancías. A cualquier hora el río está lleno de alargados barcos asiáticos, barcazas cargadas de todo tipo de cosas (mayormente arena y materiales de construcción) y barcos de transporte de personas por el río. Éstos han sido el medio de transporte que más hemos utilizado, y hemos podido ver la vida desde el río gracias a ellos:


 
 
 
 
 

En dos días no tienes tiempo de visitar toda la ciudad, pero si que llega para hacerse una idea bastante buena de la vida en ella, con dos noches para ver cómo florecen los mercados nocturnos y los bares encienden sus neones y sacan a la calle a sus camareras vestidas de verde heineken (literalmente) para atraer al personal. Con dos días para disfrutar del tráfico alocado, los mercados atiborrados de micropuestos de todo lo imaginable, desde falsificaciones hasta animales exóticos, las mesas en la calle donde beberte algo o comer mientras cae un aguacero tropical...en fin, que la ciudad tiene sus cosas buenas y malas, como todos los sitios del mundo, pero más lejos...

jueves, 5 de noviembre de 2009

Y al fin llegamos a la playita...

Buenas tardes/noches a tod@s!!

Os estamos escribiendo esta entrada desde la isla de Koh Chang, justo pegaditos a la frontera con Camboya. Llegamos aqui hace ya 5 dias procedentes de Angkor y sus templos, como bien sabeis, y ya nos ha dado tiempo a "licenciarnos" en buceo!!! Si, eso es, ya somos oficialmente PADI Open Water Divers. Nos ha llevado tres dias de "intenso" estudio y duras pruebas subacuaticas (primero en piscina y luego en el mar, a 16 metros bajo la superficie), pero combinado todo ello con cuatro inmersiones en las que ademas de ejercicios, ha quedado tiempo para explorar las profundidades...corales de colores, rocas de formas caprichosas, pececillos varios, sepias de 40 centimetros, arboles de coral que se asemejaban a hongos nucleares (Irene incluso confundio uno con un calamar gigante...y si, se asusto. Cosas de la presion, dicen... :-)

Como podeis suponer, no tenemos muchas fotos del proceso, ya que por lo visto las camaras digitales se joden bajo el agua. Yo le decia a Irene de probarlo, pero ella se empenho en que no, asi que no hay fotos... Una pena!!
Pero bueno, os podemos poner alguna del barquito en el que saliamos a hacer las inmersiones, que es algo.





Ahora que el cursito esta acabado, tenemos tiempo de relajarnos y explorar la isla. Nuestro dia estandar empieza desayunando en el barecito de al lado de nuestra casita de madera...


Luego, alquilando una motito (aparte de por gusto, porque es lo barato) nos desplazamos por la isla, parando en los sitios que nos parece que merecen la pena.




O en alguna playita que aparece por el camino, para refrescarnos, porque la verdad es que hace calorcito...




Para, al terminar el dia, volver a nuestra casita y ver un ratillo la puesta de sol, aprovechando para darnos un ultimo chapuzon.





Supongo que a nadie se le escapara que la vuelta, ya cercana, va a ser un cambio demasiado brusco para nosotros, una especie de jet-lag espacial (creo que lo llaman sindrome post-vacacional, no?) asi que intentad ser comprensivos con nuestros maltratados cuerpos...